Drones, robótica e inteligencia artificial en las nuevas armas de guerra.

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Los conocimientos tecnológicos y científicos siempre han tenido una doble vertiente moral.

No se puede decir que un determinado conocimiento sea bueno o malo en sí mismo. Eso queda determinado por el tipo de uso que se le va a dar. Más en concreto, el uso de la combinación de drones, robótica e inteligencia artificial en las nuevas armas de guerra resulta muy preocupante.

Los drones no dejan de ser robots voladores dotados de sensores, actuadores y un sistema controlador que gana inteligencia con rapidez en los nuevos modelos. El la imagen de portada mostramos un dron de combate General Atomics MQ-9 Reaper, originalmente conocido como Predator B: un vehículo aéreo no tripulado (UAV) desarrollado por la compañía estadounidense General Atomics Aeronautical Systems.

Este tipo de drones para aplicaciones militares serán cada vez mas pequeños, más baratos, más inteligentes y más letales, y eso no es bueno.

El ser humano años viene usando desde hace años una serie de armas autónomas inteligentes capaces de matar seres humanos de una forma muy sofisticada y eficiente, y podemos estar ante un salto cualitativo en este tipo de tecnologías.

La empresa Israel Aeroespace Industries (IAI) presenta la Mini Harpy

Uno de estos sistemas podemos considerarlo a medio camino entre lo que sería un misil y un dron: hablamos del increíble dron-kamikaze Mini Harpy.

Este dron-kamikaze es capaz de patrullar zonas, detectar objetivos mediante distintas estrategias y transmitir el vídeo al operador. El aparato puede ser lanzado desde posiciones terrestres y marítimas, así como desde helicópteros. De forma resumida, sus principales características son:

• Neutralización de amenazas que emiten radiación, como radares y otros sistemas. • Detección electroóptica de amenazas: imágenes de vídeo de alta calidad para el operador. • Lanzamiento desde una amplia gama de plataformas terrestres móviles y plataformas marinas. • Varias herramientas por unidad de área.

Estamos ante un tipo de arma cuya eficacia queda reflejada en el vídeo. Ofrece una total independencia en la recopilación de inteligencia para una actualización táctica, y lo peor de todo es que estamos hablando de un sistema de ataque muy efectivo y de bajo coste.

Más allá de este arma concreta, estamos ante un escenario tecnológico nuevo para todo tipo de escenarios bélicos.

Ya hemos visto lo que puede provocar el uso de un simple juguete en las inmediaciones de un aeropuerto.

Lo cierto es que los drones, nos guste o no, que tienen ese peligro potencial. El espacio aéreo, el uso civil de los drones domésticos y el de los drones para uso profesional representan una tecnología rupturista que sufrirá importantes cambios de aquí a pocos años.

No hay quien pare estos avances tecnológicos y actualmente se suceden a un ritmo vertiginoso.

Lo que se requiere ante todos estos nuevos escenarios es sensatez y sentido común, un bien muy escaso en una sociedad de la información donde las falacias y el morbo circulan a mayor velocidad que la verdad, el rigor y la sensatez. Y especialmente, se recomienda conocer al detalle la normativa vigente para saber dónde y cómo se pueden volar drones, siempre en espacios aéreos permitidos para drones por ley.