Sea cierto o no, los científicos rusos tienen la reputación de ser los mejores en conocimiento avanzado de tecnología, así como contar con una habilidad innata para improvisar; dos cualidades muy útiles en el complejo campo de la bioimpresión 3D.
La nueva bioimpresora 3D presentada en el Centro Russia´s Most Advanced Research por 3D Bioprinting Solutions, una empresa con sede en el centro de innovación de Skolkovo, debe levantar más de una ceja en las comunidades científicas y de impresión 3D de todo el mundo.
Skolkovo es el parque científico más avanzado y moderno de Rusia, con un sector especializado en biomedicina. La bioimpresora presentada por 3D Bioprinting Solutions quiere revolucionar la bioimpresión 3D mediante la inclusión de todos los métodos de bioimpresión 3D actualmente conocidos, que incluyen la inyección mediante jeringa/extrusión, levitación magnética, láser asistido y válvula de retención basada en bioimpresión 3D.
“Nuestra misión global es encontrar soluciones para aquellas personas que necesiten reparar órganos afectados o requerir un transplante de órgano en caso de insuficiencia del mismo”, dijo Vladimir Mironov, director de ciencia del laboratorio.
Tal y como dicen los informes de la web de Skolkovo, la bioimpresora 3D funciona mediante emisión esferoide del tejido (o bio-tinta), sucesivamente, en una especie de estructura hecha de hidrogel. A continuación, se lava el gel, dejando detrás el tejido tridimensional que coincide en cada célula individual con el diseño computorizado.
Según datos procedentes de 3D Bioprinting Solutions, el mercado mundial actual de la bioimpresión 3D alberga más de 3.600 millones de dólares, lo que lo haría aún más grande que el sector manufacturero de la impresión 3D. Este incremento está siendo impulsado por la creciente demanda en el proceso de descubrimiento de fármacos y por la demanda de transplantes de órganos que, solo en Rusia, se ha duplicado en los últimos siete años.
El objetivo que ha declarado 3D Bioprinting Solutions es el de utilizar la bioimpresión 3D para fabricar tejidos e incluso órganos completos utilizando células propias del paciente.
Aunque Mironov predice que para la sustitución completa de un órgano aún queda más de una década, los tejidos bioimpresos en 3D pueden ser un objetivo realista a corto plazo.
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