Hace tan solo una década hubiesen sido impensables muchos de los avances en medicina que hoy puede ofrecer la bioimpresión 3D.
La bioimpresión 3D Se ha convertido en una herramienta habitual para muchos investigadores que luchan por un continuo perfeccionamiento en las labores de implantes en seres humanos.
El Departamento de Ortopedia de la Universidad de Pekín ha anunciado recientemente uno de estos nuevos desarrollos. Han estado llevando a cabo pruebas de vertebras artificiales impresas en 3D y se han utilizado en cuerpos humanos. Los resultados hasta ahora han sido muy prometedores. El Director del Departamento de Ortopedia, Liu Zhongjun, ha expresado su optimismo por el continuo éxito de los implantes, que indica que todos los pacientes que recibieron los implantes durante el año pasado se están recuperando bien.
El material que se está empleando para realizar estos implantes es un polvo de titanio que se ha usado para la creación de implantes durante décadas. La novedad está en la forma en la que la impresión 3D permite crear réplicas de la pieza dañada. Es decir, en lugar de confiar en piezas cuadradas que cumplan su funcionalidad, se pueden crear formas tan complejas como los naturales del cuerpo humano, para garantizar así una mejor adaptabilidad. Otro beneficio es la naturaleza porosa del implante impreso, que permite que los huesos crezcan en el implante creando un vínculo natural.
Esta tecnología, sin duda ha colaborado en mejorar notablemente la calidad de vida de muchos pacientes. Quizás, uno de los casos más importantes, haya sido el del tratamiento de una lesión de médula espinal a un niño de 12 años de edad, quien primero se había lesionado el cuello jugando al fútbol y luego fue diagnosticado con un tumor vertebral. Tan solo un número limitado de hospitales en China estaban equipados para hacer frente a la complicada cirugía que el menor necesitaba. En uno de los hospitales se utilizó la impresión 3D para crear una vértebra artificial para colocarla entre su primera y tercera vértebra, permitiéndole así recuperar parte de su rango de movimiento. Esta ha sido la primera ocasión en la que un implante impreso en 3D ha sido utilizado para la operación de una vértebra. Al tener la misma forma que la vértebra original, el implante resultante tiene una resistencia mucho mayor de la que habría tenido de otro modo.
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