Brillantes reflexiones la del conocido Chris Anderson, Director Ejecutivo de 3D Robotics y y ex editor de Wired, en rlelación con la impresión 3d, publicadas en la versión británica de la revista Wired.
Empieza con las armas, y el debate surgido en torno al peligro que la impresión 3d supone para el control de estas.
Según Anderson, los reguladores no deberían preocuparse tanto por las impresoras 3D porque es más fácil comprarlas en Walmart. Hablando ya en serio, explica que la impresión 3D es una tecnología absolutamente ineficaz para los componentes de un arma. No hay ninguna fuerza extensible, así que, según el el arma nos reventaría en la cara. Sin embargo, sin necesidad de correr ese riesgo, casi cualquiera puede comprar un arma en unos grandes almacenes en EEUU.
Parece que Anderson, aunque de una forma algo ironica, denuncia la hipocresía de un pais que por un lado vende rilfes en los grandes almacenes pero que por otro lado se echa las manos a la cabeza por que en teoría alguien podría construir su propia arma con una de esas infernales impresoras 3d.
El no cree que la impresión 3D signifique un resurgimiento de la industria manufacturera en occidente, es decir, no cree que las impresoras 3d vayan a tener consecuencias a nivel geopolítico o geoeconómico, como parece desprenderse de su libro Makers, The New Industrial Revolution, pero cuando se le preguntó si todo el mundo tendría sus propias impresoras 3D, o al menos una a nivel de barrio, estuvo conforme.
Anderson reconoce que hay un número de escenarios potenciales enorme y puso el ejemplo de la impresora de inyección de tinta: cuando aparecieron, nadie parecía necesitarlas, los consumidores dudaban de su utiliidad, sobre todo porque costaban miles de dolares. Despues fueron abaratándose y poco a poco la gente se las fué permitiendo para crear borradores e imprimir documentos. Hoy dia tenemos impresoras en color y cámaras digitales, y todo ello gracias a que la gente se dio cuenta de porqué si que necesitaba esas impresoras: para imprimir sus propias creaciones.
Por eso, Anderson cree que las impresoras 3D nos pueden llevar a todos a ser mucho mas creativos, y yo desde luego comparto su opinión.
Por comodidad, precio y tiempo, hemos renunciado a diseñar nuestras vidas: ropa, muebles, decoración.. si nos remontamos al pasado, antes la gente se decoraba sus casas, hacía sus ropas, sus adornos, y lucían orgullosos sus creaciones. Despues alguien empezó a hacerlas por nosotros, y finalmente, alguien empezó a fabricarlas en serie permitiendo reducir su precio de forma considerable, de modo que el trato fué el siguiente: “a partir de ahora todos vuestros objetos os costarán mucho menos dinero, pero a cambio, serán iguales para todos.”
Según Anderson, las impresoras 3d puede que nos devuelvan la creatividad, y que recuperemos el interés por crear todo tipo de objetos que forman parte de nuestra vida.
Anderson pone también el ejemplo de lo que la web hizo con los medios de comunicación: creó una nueva clase de contenido centrado en lo micro, a lo que no podían llegar los medios tradicionales. Pero no ha acabado con los medios tradicionales.
Como consecuencia, cree que la impresión 3D podría crear una nueva clase de contenidos y de creadores que sin destruir el sistema de fabricación actual, simplemente suponga una alternativa mas a la forma de hacer las cosas.
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