Si algo aportan las impresoras 3D a las impresiones convencionales que estábamos acostumbrados a ver, es eso, relieve. Volumen, forma física, podemos darle el nombre que queramos al resultado de un producto imprimido en 3D. Y de eso, de esa ventaja de aportar volumen o forma física a los productos es de lo de que se están valiendo un grupo de estudiantes de la universidad americana de Harvard para su investigación.
Con esta premisa, estos estudiantes han resultados finalistas de la primera edición del Desafío Cultural Enterpreneurship Decanos organizado por el laboratorio de Innovación de la Universidad de Harvard, con el fin de encontrar nuevas ideas de negocio que nacieran del espíritu emprendedor de sus jóvenes estudiantes.
La idea es adaptar cualquier objeto en 2D a una forma voluminosa en 3D para así mejorar la percepción de las personas ciegas, sobretodo en aquellos elementos que no están adaptados al lenguaje en braile, tales como pinturas o fotografías.
Hasta ahora los libros y escritos han sido traducido al lenguaje para ciegos, sin embargo la incapacidad visual de éstos no les ha permitido disfrutar del arte ni de otras expresiones visuales.
El proyecto en sí no consiste en crear un objeto 3D a partir de una imagen plana, sino que se basa en añadir capas de textura a esa imagen plana creando un híbrido entre pintura y escultura, algo así como crear ejemplares en dos dimensiones y media, según la explicación de los propios estudiantes que lo investigan.
Constantine Tarabanis, uno de los estudiantes implicados en este proyecto asegura que quieren ayudar a las personas ciegas a ver lo que no pueden ver para cerrar la brecha que existe entre este colectivo y el mundo del arte.
Esto es lo que ha inspirado a este grupo de estudiantes universitarios a crear el proyecto Midas Touch, que es como se le conoce, trabajando sobre la idea de dar relieve a una imagen plana a través de la impresión 3D. Aunque su proyecto se encuentra en fase inicial y no hay muchas pruebas realizadas al respecto.
De momento el proyecto es sólo una idea sobre la que se continúa trabajando y para la que estos jóvenes buscan inversores. Hasta ahora han logrado alcanzar una recaudación de casi 5000€ que se incrementará en algo más del doble si resultan ganadores de la presente edición del Desafío Cultural que organiza la universidad.
Tarabanis terminaba diciendo “vemos como la gente emplea las impresoras 3D para fabricar pistolas y es cuando decidimos que había una aplicación mucho más responsable de esta tecnología.
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