Imaginamos crear diseños para ser impresos en 3D como si estuviéramos hablando o bailando. Algo como que una pantalla vaya capturando nuestros movimientos y los traduzca en trazos. Y así diseñar nuestro futuro exprimidor de naranjas, accesorio para nuestro teléfono o colgante o cinturón que nos vayamos a poner.
El creador de SpaceX, Paypal y motores Tesla propone el diseño de archivos con el simple movimiento de las manos del usuario, sin necesidad de contacto físico alguno.
Elon Musk se mueve un paso más allá uniendo diseño y tecnología. En estos días, el físico norteamericano conocido también por haber creado el primer automóvil eléctrico viable para su producción en la Era Moderna, ha publicado un vídeo en el que muestra un singular sistema de diseño de componentes de cohetes que combina reconocimiento de gestos e impresión 3D.
Esta tecnología, increíble de asimilar pero real como la vida misma, permite al usuario manipular sus archivos, crear objetos, diseñar productos, simplemente haciendo gestos en el aire que el aparato reconoce y captura.
Para hacernos una idea de cómo va quedando el objeto que se diseña mediante esta peculiar técnica, Elon Musk ha dispuesto el sistema con una pantalla de vidrio donde proyectar de forma independiente el resultado de los gestos y movimientos del creador. Otra opción para visualizar el resultado consiste en utilizar unas gafas Oculur Rift, de realidad virtual, con las que el creador puede percibir su diseño de manera casi inmersiva en él.
Una vez diseñado el archivo el objeto, el archivo resultante es enviado a una impresora 3D de titanio para su posterior impresión.
Desde luego no hay duda de que esta tecnología parece haber sido sacada de una película futura de ciencia ficción. Sin embargo parece que pocas cosas se le resisten a este emprendedor sudafricano cuando de combinar negocio y tecnología se refiere.
Musk adquirió su primer ordenador, un Commodore VIC-20, con tan solo 10 años y aprendió a programar por su cuenta. En sólo 2 años ya vendió su primer programa, un juego del espacio para ordenador por valor de 500 dólares. Problemas entre sus padres le obligaron a conseguir una beca universitaria como única posibilidad para el estudio. Cuando empezó a trabajar Musk tenía claro las tres áreas en las que quería centrar sus investigaciones: Internet, Energía Renovable y Espacio.
En 2005, con 34 años, la fortuna de Musk ya había superado los 300 millones de dólares.
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