Hace casi un año, en agosto de 2012, el presidente de los EEUU, Barack Obama ya anunciaba el compromiso del gobierno americano con la tecnología 3D con la apertura del primer Instituto de Fabricación Aditiva en el estado de Ohio.
Esta actuación respondía a una fuerte apuesta por la innovación en los procesos de fabricación por parte del gobierno americano, y esta misma semana no sabemos si porque lo tuvieran en mente o motivados por la inversión que, en este área, están experimentando los chinos, el caso es que EEUU anuncia la inversión de 200 millones de dólares que irán destinados a la construcción de 3 centros más de impresión 3D.
EEUU está convencido de querer formar un tejido industrial ágil e innovador que le sitúe en una posición privilegiada frente a la competencia y le mantenga al frente del sector tecnológico mundial y en cuestión de un año, su apuesta por la impresión 3D como herramienta productiva del futuro está entre sus estrategias.
Como ya ocurriera con el primer centro creado, estos tres institutos se constituirán mediante asociación público-privada cuya financiación se repartirá entre cinco agencias federales, defensa, energía, comercio, NASA, y Fundación Nacional de la Ciencia. El requisito del centro, como ya ocurriera también en el primer caso, es que sea financieramente autosostenible.
Dos de los institutos estarán bajo la dirección del Departamento de Defensa y su actividad se centrará en la “Fabricación Digital y diseño de la Innovación” y en “ligeros y modernos metales de fabricación”. El tercer centro estará en manos del Departamento de Energía cuya actividad estará especializada en “Fabricación Electrónica”.
Con el primero, EEUU apuesta por la investigación y desarrollo de la Fabricación Digital en las “fábricas del futuro”. Una evolución en el desarrollo de los procesos productivos que los americanos ven como una realidad cada vez más cercana en el tiempo. Este instituto además se centrará en el diseño de nuevas herramientas y redes para el desarrollo robótico y productivo que impulse la competitividad del país.
La segunda rama en la que quiere incidir el país americano para su estudio, es la de los metales modernos y ligeros y su aplicación en mercados tales como vehículos blindados y de combate, aviones, turbinas y aparatos médicos. Los metales modernos aportan las mismas propiedades que los tradicionales y su ligereza permite mayores usos. Ahora los americanos experimentan su resultado en la impresión 3D.
Con el tercer centro, especializado en la fabricación electrónica, EEUU quiere centrarse en la industria del futuro de la producción y ser pionero en el desarrollo de procesos y productos que lo sitúen como principal y más importante potencia oferente de este tipo de objetos.
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