Según el análisis realizado por SmarTech Markets Publishing sobre la industria de la impresión 3D, el mercado de PLA, ABS y otros plásticos de impresión 3D tendrá un valor de más de 1400 millones de dólares en 2019. El problema de este asunto es que algunos de los plásticos de impresión 3D tienden a ser bastante nocivos para el medio ambiente. Aunque el PLA, o ácido poliláctico es biodegradable y es mejor para el medio ambiente, el ABS, hecho a base de petróleo, no lo es. A pesar de ello, existe una fuerte tendencia hacia el consumo de ABS por sus propiedades, ya que es más fuerte y más resistente a altas temperaturas.
Ya hemos oído hablar de varias empresas comprometidas con el medio ambiente que investigan sobre como hacer frente a esta problemática y han desarrollado desde máquinas creadoras de filamento a partir de plástico reciclado, hasta innovadores materiales biodegradables. Algunos ejemplos de ello son la empresa india ProtoPrint, la china Jiangsu Jinghe o incluso 3D Systems, que saltó al carro con su impresora 3D Ecocycle para plástico reciclado.
No suficiente, investigadores del Instituto Italiano de Tecnología han encontrado una manera de crear filamentos para impresión 3D a partir de vegetales, especialmente de arroz, perejil y espinaca. También se están estudiando las plantas de cacao.
A partir del uso de un ácido orgánico de origen natural llamado ácido trifluoroacético, los investigadores lograron producir celulosa, una sustancia de las plantas que proporciona resistencia y flexibilidad. Entonces, se mezcla la celulosa con los vegetales que hemos mencionado anteriormente. Al combinarse los componentes se van formando películas con diversos atributos pocos días después. Estas películas pueden ser rígidas y quebradizas o más suaves y flexibles, todas ellas con una cosa en común, se comportan muy parecidas al ABS.
El equipo de investigación espera que el material se convierta en el ingrediente principal de las bobinas de filamento en un futuro no muy lejano.
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