La Universidad de Buffalo, en la ciudad de Nueva York, ha conseguido hackear una impresora 3D con un smartphone con el objetivo de destacar el peligro del robo de la propiedad intelectual desde la impresión 3D.
La impresión 3D tiene el potencial de cambiar el mundo, el actual sistema de producción,fabricar bajo demanda, reducir tiempos de producción y ofrecer un nuevo mundo de materiales.
Hay tantas ventajas con respecto a la impresión 3D, que aveces se olvidan los peligros que conlleva. Si solo necesitamos el modelo 3D para producir una copia de un producto, entonces puede que algunas compañías tengan incentivos para entrar en el sistema y conseguir los modelos 3D
Wenyao Xu PhD, es un profesor de la Universidad de Buffalo, New York, en el departamento de Ciencias de la Computación e Ingeniería y ha encontrado la manera de poder hackear una impresora 3D con su smartphone sin dejar rastro.
“Muchas compañías están trabajando duro en la impresión 3D tratando de revolucionar los negocios, pero aun hay un gran desconocimiento en cuanto a la seguridad, relacionado con estas maquinas, y deja a la propiedad intelectual completamente vulnerable” Explica Wenyao.
La mayoría de las compañías tienen algún tipo de protección en el lugar de trabajo, como encriptación, marcas de agua o simplemente un sistema de alarma, pero normalmente estos sistemas suelen ser débiles y se pueden evitar usando la fuerza, pero Xu ha mostrado que no es necesario romper el sistema para poder robar la información.
Los investigadores reprogramaron un smartphone para medir la acústica y las ondas electromagnéticas que la impresora 3D emite durante el proceso de impresión, con un simple software, usaron la ingeniería inversa para conocer la localización de la boquilla y poder ver lo que se está imprimiendo por completo.
Este proceso, no es perfecto, incluso cuando el smartphone se encuentra a solo 20 centímetros de la impresora 3D, el equipo de investigadores solo pudo reproducir un simple tope para la puerta con una precisión del 94%, pero si estamos hablando de objetos más complicados, como podrían ser los que se usan en la automoción o en la industria médica, la precisión se reduce al 90%.
A medida que la distancia entre la impresora y el smartphone aumenta, la precisión de la copia se reduce drásticamente. Cuando el smartphone se encuentra a 30 centímetros de la impresora, la precisión es de 87% y si se encuentra a 40 cm la precisión baja a 66%
“Esto solo muestra que los smartphones son capaces de registrar los suficientes datos como para poner en riesgo la información más valiosa” Dice Kui Ren PhD, co-autor del estudio y profesor en la Universidad de Buffalo
Un empleado que se encuentre en una posición de confianza dentro de la empresa, podría fácilmente tener acceso al sistema de impresión 3D y esto abre las puertas para el espionaje industrial.
La mayor parte de la información “hackeada” proviene de las ondas electromagnéticas, por lo que la distancia es un factor clave en este estudio.
Las compañías que trabajen con impresiones 3D y quieran estar seguros deberían de mantener sus impresoras a una distancia de seguridad para proteger su acústica y las ondas electromagnéticas, de está manera los ataque son simplemente imposibles.
Este estudio no pretende ser alarmista, pero si mostrar a las grandes compañías los peligros en la propiedad intelectual que conlleva la impresión 3D. Muchas impresoras llevan incorporados sistemas de seguridad para estas situaciones.
El equipo de Xu presentará su investigación el 23 de Octubre en la conferencia anual de Ordenadores y Sistemas de Seguridad,en Australia y el titulo del estudio es: “My Smartphone Knows What You Print: Exploring Smartphone-based Side-Channel Attacks Against 3D Printers.”
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