La educación es uno de los campos donde la impresión 3D tiene más potencial. El sistema educativo en general intenta que todos nos movamos según unos mismos patrones.
Esto, que es bueno para la sociedad en general, es malo para la creatividad, así que la mayoría de nosotros salimos de las escuelas, universidades etc. cortados por un mismo patrón, y los que realmente crean y tiene ideas son muy pocos si comparamos con la multitud de gente que produce el sistema educativo. Por eso es tan bueno que salgan herramientas tan potentes como las impresoras 3D.
Obama dijo que su objetivo es que dentro de unos años, en cada clase de USA haya una impresora 3D. El objetivo: potenciar la creatividad. En el ámbito universitario ya hay varios organismos que se encargan de potenciar la impresión en 3D.
Hay por ejemplo distintas universidades (Virginia Tech, North Carolina, Rhode Island y otras) que colaboran entre ellas, compartiendo los diseños y experiencias. De esta forma, una universidad trabaja sobre los proyectos de otra, creando proyectos conjuntos. Y no estamos hablando solamente de universidades, también de colegios. Un niño de 5-6 años está capacitado para utilizar programas como 3ddoodle pad, pottery print, tinkercad y muchos más que van saliendo. La idea es que, simplemente, dejen volar su imaginación, hagan “cosas” en la pantalla del ordenador o de la tablet y vean como la impresora las convierte en realidad.
Por mi experiencia en tinkercad, al principio hacen cosas muy básicas, como apilar formas geométricas. Pero es increible ver lo que hacen niños de estas edades cuando van entendiendo que pueden controlar lo que se imprime. Y si la figura es de ABS, después lo pueden pintar con cualquier tipo de rotulador. Dentro de unos años es muy probable que un niño se pueda hacer algunos de sus juguetes: los diseñará, los imprimirá (probablemente en varios materiales y colores) y jugará con ellos. y cuando el niño crezca, podrá trabajar sobre sus diseños para crear modelos actualizados más acorde con sus intereses.
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