Recientemente, unos científicos británicos han conseguido sacar mejor partido a los nuevos usos que puede tener la impresión 3D. Éstos pretenden conseguir réplicas de órganos y partes del cuerpo afectadas por cáncer, para así poder ayudar a los médicos a conocer mejor los diferentes tumores, de manera más certera y sin necesidad de intervención quirúrgica.
Este estudio se centra en la impresión en tres dimensiones de tumores y órganos a través de los datos que se desprenden de la tomografía computarizada que se les ha tomado a los pacientes durante el tiempo de tratamiento. Los moldes que se generan se podrían rellenar con líquidos, para así permitir a los doctores ver el flujo de los radiofármacos. Estos medicamentos contienen materiales radioactivos que pueden ser inyectados, ingeridos por vía oral o puestos en alguna cavidad corporal. Con estas prácticas tratan de destruir las células cancerosas sin dañar los tejidos sanos.
`Si personalizamos el tratamiento de acuerdo con la dosis de radiación que se le debe aplicar al tumor, tendremos un mejor resultado´, opina Glenn Flux, director de tratamientos de radioterapia en el Instituto de Investigación del Cáncer de Londres
La impresión 3D, desde hace tiempo, se está empleando en empresas de automoción y aeroespaciales para producir prototipos. Pero, en la asistencia sanitaria, solamente son utilizadas de manera habitual por los dentistas para crear réplicas de mandíbulas y dientes, además de algunos implantes determinados.
Últimamente, los usos médicos de las impresoras 3D han ido aumentando. El interés en este campo se ha visto incrementado por el lanzamiento de un nuevo fármaco de Bayer que trata el cáncer de próstata, el Xofigo. El equipo que lo desarrolló, está empleando una impresora 3D de Stratasys, una de las empresas líderes en el mercado.
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