La NASA ha llevado a cabo la impresión 3D en cobre de una pieza de gran tamaño que forma parte de un cohete.
Cada vez es más evidente la versatilidad de la impresión 3D dentro de los distintos campos de fabricación.
Una organización que investiga día a día las ventajas que esta tecnología puede suponerle es la NASA. Aunque ya envió una impresora 3D al espacio preparada para construir a gravedad cero, hasta el momento, no habían impreso en 3D ninguna pieza funcional a gran escala.
Sin embargo, recientemente conocíamos la noticia de que la NASA ya ha logrado imprimir piezas funcionales de gran tamaño. Se trata de una gran pieza a partir del material
GRCo-84 (una aleación de cobre creado por la propia NASA) que forma parte del motor de uno de sus cohetes. El método de impresión 3D con el que se ha fabricado ha sido el de sinterización selectiva por láser (SLS). Esta tecnología y el material utilizado, el cobre, han dado lugar una pieza totalmente funcional a las temperaturas extremas de frío y calor que ésta debe soportar en circunstancias reales. Este método de fabricación ha ahorrado tiempo y dinero en el proceso, por lo que también se utilizará para crear el revestimiento de una cámara de combustión.
El cobre es un material que puede soportar ciertos procesos químicos tales como la propulsión de gases a temperaturas extremadamente bajas, que luego se calientan hasta llegar a temperaturas extremadamente altas, por lo tanto, la impresión 3D de cobre mediante sinterización selectiva por láser abre un inmenso abanico de posibilidades tanto a la industria manufacturera en general, como a la aeroespacial en particular.
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