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Las impresoras 3D de Astroprint, ahora también conectadas a la Red



Daniel Arroyo trabajaba para Nokia en Finlandia hasta que se trasladó a California. Allí comenzó a darse cuenta de que trabajar para esta multinacional, no era tan divertido como el esperaba. Este licenciado en ingeniería informática por la Universidad de Córdoba, comenta que en su estancia en Estados Unidos veía como el mercado de los Smartphone evolucionaba con el IPhone, mientras que en Europa esta evolución no se comprendía. Así pues, se dispuso a ahorrar dinero con el propósito de lanzar su propia empresa y así lo hizo, tras cinco años trabajando. Fue en 2011 cuando dio el salto. A pesar de ello, no salió como él esperaba. Y tras este pequeño fracaso decidió aprender del mundo de la startup para así lograr definir un buen perfil comercial.

Estuvo formándose un año y medio, durante este tiempo como empleado, lo que logro descubrir es saber qué ocurre en una compañía nueva, a la vez que iba “plantando semillas´´ dentro del entorno innovador de Estados Unidos. Lo que pretendía era conseguir ser cofundador técnico. Surgió un mutuo interés entre Daniel, Drew Taylor y Joshua White, juntos lanzaron el mercado de diseños para impresión 3D, 3Dagogo, en julio de 2013. Consiguieron introducirse en el mercado fácilmente, el problema era que los usuarios solamente descargaban los bocetos gratuitos y era muy complicado conseguir monetizar. A pesar de ello siguieron trabajando y encontraron la motivación para crear Astroprint, con la que aspiran a convertirse en el “sistema operativo de la impresión 3D´´.

“Con una impresora 3D, no sólo es complicado crear, también lo es la propia acción de imprimir´´ explica Daniel Arroyo.

La opción de imprimir resulta tan compleja que normalmente se suele acabar perdiendo el interés de muchas personas. Los usuarios, tienen que aprender a usar software con código abierto con ajustes muy difíciles de rellenar, pues estos programas son hechos por y para ingenieros informáticos. El objetivo principal de Astroprint es facilitar este proceso y para ello ofrece tanto un hardware como un software.

La solución que Astroprint ha dado este problema es muy completa. Por un lado, el hardware, que se llama Astrobox. Las impresoras 3D normalmente no están conectadas a Internet y para transmitirles el diseño debe realizarse mediante un USB. Pero Astrobox, es una pequeña caja que conecta la impresora con internet mediante Wifi.

La aplicación está en la nube, por lo que no es necesario instalar ningún software. Los usuarios deben de subir el diseño a la web de Astroprint e indicar qué material quieren usar, cuál es el modelo de la impresora y en qué calidad desean imprimirlo. El software creado por la empresa es el encargado de preparar de forma automática el resto de ajustes. Otra ventaja que proporciona es que al estar todos los diseños almacenados en la nube, pueden ser enviados en cualquier momento y desde cualquier dispositivo.

Una de las funcionalidades que más está gustando a los consumidores es la de Control ubicuo de la impresora. Con esta función lo que el usuario puede hacer es supervisar la impresión desde cualquier parte, ya que se encuentra disponible en la nube y puede ver cómo va la impresión desde su teléfono o tableta.

Lo primero que hicieron los fundadores de Astroprint fue testar el interés del público en su idea. Por ello, decidieron buscar financiación colectiva con Kickstater. A través de esta plataforma de financiación, consiguieron cuadruplicar el objetivo que se había fijado, y recaudaron 40.314 dólares de 400 personas. A partir de este logro, consiguieron evolucionar en el diseño del prototipo hasta que, el pasado mes de diciembre, consiguieron lanzar AstroBox y así abrieron su plataforma al público, que actualmente crece a un ritmo de 100 usuarios pro semana.

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