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Solidoodle logra importantes ingresos con impresoras 3D


Cuando se habla de impresoras 3D, muchos usuarios lo tienen claro, buscan precio. Ahorrar costes en la producción, en materiales y sobretodo en la maquinaria es la obsesión de muchos productores que siguen con interés la evolución de esta tecnología esperando su desarrollo, cada vez más avanzado, a un precio de mercado cada día menor.

En cuestiones de precio, Solidoodle lo tiene claro. Se autodefinen como los productores de las impresoras 3D más económicas del mundo. Por sólo 500€, un usuario puede adquirir un ejemplar de impresión 3D de esta compañía. Las prestaciones, evidentemente, varían según precio pero según ellos, ofrecen los precios más competitivos del mercado.

La compañía Solidoodle fue puesta en marcha por la iniciativa del ingeniero aeroespacial Sam Cervantes. Con sede en Estados Unidos, sus más famosos ejemplares son el Solidoodle 2, lanzado durante la primavera de 2012 a un coste de 500 dólares y la Solidoole 3, lanzada hace unos meses a un precio de 799 dólares.

Después de pocos años de andadura empresarial, desde septiembre de 2011, la compañía americana ha anunciado que sus ventas desde entonces han alcanzado ya la cifra de 4 millones de dólares. Según su presidente y CEO de la compañía, Sam Cervantes “La clave de tan buenos resultados en poco tiempo se debe a la combinación de un creciente interés de los consumidores en la impresión 3D y la capacidad de Solidoodle para entregar productos que proporcionan tanto la calidad como el valor que el mercado exige”

Solidoodle, especializada en impresoras 3D de escritorio, trasladó su ubicación hace unos pocos meses a su actual fábrica situada en Brooklyn, Nueva York. En enero de 2013, la compañía lanzó su tercera generación de impresora 3D, un ejemplar capaz de imprimir piezas de hasta 8 pulgadas. Solidoodle 3 combinaba la elegancia de las placas de aluminio personalizada en la plataforma, con precisión y asequibilidad económica.

Durante los últimos doce meses Solidoodle también se ha preocupado de la eficiencia productiva y se ha centrado en reducir considerablemente los tiempos de espera de fábrica de cuatro meses a dos semanas.

Sam Cervantes afirma que en su fábrica emplean más de 50 trabajadores especializados en ingeniería, producción, ventas, soporte y marketing y que gracias a su compromiso, más de 5.000 ejemplares de impresión 3D con su firma han sido enviadas a todo el mundo. Cervantes asegura que han sido años de intenso esfuerzo y que está en proceso de expansión de su negocio a través de distribuidores por todo el mundo, especialmente Reino Unido, Rusia, Asia, América del Sur y Canadá.

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