Las impresoras 3D son excelentes para la creación rápida de prototipos, así como para la creación de piezas con un volumen relativamente pequeño. Pero lo que es seguro, es que la impresión 3D lleva un tiempo… ¿Pero que pasaría si pudiésemos imprimir objetos en 3D en segundos?
Las impresoras 3D de hoy pueden llamarse “impresoras 3D”, pero en realidad, los cabezales de impresión funcionan en 2D. Un modelo 3D se divide en cientos de capas horizontales 2D y se construye lentamente, una capa a la vez.
Este proceso capa por capa puede llevar horas o incluso días, pero los investigadores de la Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL) en Suiza han querido dar un giro a la forma en la que imprimimos en 3D, acortando muy drásticamente los tiempos de impresión.
El método se basa en el principio de la tomografía, la técnica para mostrar una representación de una sección transversal a través de un objeto sólido, utilizando rayos X o ultrasonido.
La construcción del objeto se lleva a cabo solidificando una resina fotosensible (como en el caso de las impresoras SLA), pero con la aplicación de las técnicas tomográficas, que permiten la impresión rotativa.
La luz láser se modula con un chip DLP (al igual que en los viejos HDTV de proyección trasera) y se lanza en un recipiente lleno de resina. El láser cubre todo el volumen de construcción, y el recipiente de resina gira mientras está expuesto a la luz.
El láser proyecta el modelo en diferentes perspectivas de rotación, que se sincroniza con la resina giratoria, y se puede producir un modelo 3D completo en segundos.
“Se trata de la luz”, explica Paul Delrot, CTO de Readily3D, la compañía que se creó para desarrollar y comercializar el sistema. “El láser endurece el líquido a través de un proceso de polimerización. Dependiendo de lo que estemos construyendo, usamos algoritmos para calcular exactamente dónde necesitamos apuntar los rayos, desde qué ángulos y a qué dosis”.
La tecnología podría tener una amplia gama de usos, pero sus ventajas sobre los métodos existentes pueden ayudar principalmente al sector de la medicina.
Los investigadores creen que el proceso podría usarse, por ejemplo, para fabricar objetos blandos como “tejidos, órganos, audífonos y protectores bucales”. Además, la impresión puede realizarse dentro de contenedores sellados y estériles, evitando la contaminación.
Puedes consultar el paper publicado en Nature
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