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Una empresa canadiense sorprende a sus empleados imprimiendo en 3D juguetes con su cara


Si echamos un poquito la vista atrás, todos recordaremos aquel juguete infantil en cuyo interior se escondían pequeños caramelos en forma de pastillas alargadas. Algo así como un tubito alargado sustentado por una base con forma de pies y una cabeza que representaba los dibujos que más de moda estaban en ese momento, para que al tirar de ella hacia arriba pudiéramos extraer aquellos ricos caramelos.

La marca que se encargaba de aquel original juguete que llamaba y sigue llamando la atención de los más pequeños era la conocida compañía austriaca PEZ que lleva casi un siglo alimentando la imaginación de los más pequeños.

Esta historia tiene su inspiración en aquellos regalos para niños. Una empresa canadiense tenía previsto hacer un regalo por Navidad a cada uno de sus empleados, pero cansados de entregar los típicos de siempre, pensó que lo más original era crear un muñeco que dispensara caramelos tal y como los hacen los de la marca PEZ pero bajo la personalización de cada uno de ellos con la cara de cada empleado.

Esta compañía se puso en contacto con la empresa Hot Pop Factory, encargada de la confección de joyas y complementos a través de la impresión 3D y le encargaron la fabricación de la cabeza de sus empleados con una impresora 3D.

El modo de fabricación no era difícil pues utilizando el cuerpo del citado juguete tal y como se presenta en el mercado, sólo habría que cambiarle la cabeza del mismo. Claro que lo más complicado venía a la hora de convencer a los trabajadores para dejarse escanear en 3D la cabeza libremente sin que sospecharan nada.





Bajo la coartada de un experimento de investigación que se estaba llevando a cabo, cada uno de los empleados fue pasando por el escáner 3D, aunque la compañía asegura que no fue tarea fácil salir al paso de protestas y preguntas de los más desconfiados.

El proceso de digitalización del rostro y de la impresión 3D de los mismos se llevó a cabo mediante la utilización de dispositivos como XBOX Kinect y ReconstructMe. Al cabo de varias horas ya tenían imprimidas en 3D 32 cabezas de empleados listas para su colocación sobre el alargado cuerpo dispensador de caramelos.

La compañía estaba convencida de la originalidad de su regalo y del éxito que produciría entre los empleados y no fue para menos. Éstos no imaginaban en ningún momento el detalle de su empresa y los regalos dieron mucho de qué hablar en la cena de Navidad de la compañía. Un regalo que a buen seguro será conservado por todos ellos.


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