¿Serán 200 años suficientes para que nuestra especie evolucione y se convierta finalmente en una especie interplanetaria? Aunque se divisan algunas posibilidades, las certezas aún no llegan. Sin embargo, nuevas investigaciones están poniendo bajo el reflector la necesidad de tomar acciones inmediatas que nos permitan avistar soluciones eficientes y que eviten la desaparición de la humanidad. A partir de la reflexión anterior surge un nuevo estudio ─publicado en arXiv─ que da cuenta del momento culminante que afronta nuestra especie y la importancia del uso y consumo energético para llevarlo a buen término.
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¿Qué es lo que se plantea en dicho estudio?
Fue Jonathan Jiang, científico del Laboratorio de propulsión a chorro de la NASA, el autor de esta reciente investigación. El estudio parte de la concientización sobre la situación actual de la humanidad desde la perspectiva de la física. Estamos, indefinidamente, atrapados en la oscuridad del cosmos y, por si fuera poco, con recursos limitados.
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Lo anterior implica que si nuestra intención a futuro es abandonar nuestro planeta y convertirnos en una especie interplanetaria, será primordial esforzarnos más arduamente en el aumento de la producción y uso de energía nuclear y energías renovables. La finalidad de dicha acción se centra en aprovechar al máximo dichos recursos y convertirlos en una oportunidad segura y eficiente a mediano y largo plazo.
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De acuerdo con el autor, si no se desarrollan las mejores tecnologías para un uso sustentable de la energía y se asegura la cantidad necesaria para poder salir del planeta y acceder a nuevos mundos, la única posibilidad que resta es enfrentar un gran cataclismo que, sí o sí, nos conducirá a la autodestrucción.
Parámetros base para la investigación
Es fundamental partir por saber que la investigación propuesta por Jan y sus colegas parte del esquema de medición desarrollado por el astrónomo soviético Nikolai Kardashev en 1960 y modificado posteriormente por Carl Sagan. De acuerdo con este modelo, la capacidad tecnológica de una especie inteligente se sustenta de acuerdo a la cantidad de energía ─de cualquier fuente─ que dicha especie requiera.
Teniendo en cuenta este planteamiento, se plantean tres tipos de civilizaciones:
Civilización tipo I. Será aquella con la capacidad de utilizar toda la energía disponible en su planeta de origen. Esta es la civilización interplanetaria. Categoría en la que la humanidad aún no califica debido a la no conquista de fuentes de energía nuclear y renovable.
Civilizaciones tipo II. Son las civilizaciones estelares. Estas civilizaciones son capaces de obtener, almacenar y multiplicar la producción de energía de su estrella madre.
Civilizaciones tipo III. Ellas irán incluso más lejos que las anteriores, ya que aprovecharán gran parte de la energía producida por una galaxia entera.
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El punto de partida para una solución satisfactoria: la energía
No toda esperanza está perdida. Aunque se avanza más lento de lo esperado, podemos aún divisar la solución en las fuentes de energía, pero no tenemos mucho tiempo. Los próximos 20 a 30 años serán imprescindibles para impulsar la producción y uso de energías sostenibles que desplacen completamente el uso de combustibles fósiles.
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¿La razón de esto? Tanto la energía nuclear como las energías renovables llegan con una gran ventaja: la disminución de presión sobre la biósfera. Esto, claro, si se manejan de la manera adecuada. Ahora bien, este proceso no solo será beneficioso para garantizar la posible salida del planeta Tierra y construir y expandir comunidades en otros mundos. Además, será fundamental para garantizar la continuidad de la humanidad en el planeta y el cuidado de este, previendo que no sea necesario abandonarlo.
Palabras finales
Aunque la investigación presenta un panorama, sin duda, complejo y preocupante, también abre la puerta hacia una realidad posible. En caso de que los humanos logremos afianzar el proceso de producción energética, se estima que, en un periodo cercano a los 200 años, podremos habernos convertido en una especie completamente interplanetaria.
Vale la pena aclarar que los datos obtenidos por esta investigación pueden cambiar con el paso del tiempo, por lo que será fundamental estar preparados para incentivar cambios favorecedores que impulsen el proceso y lleven a conclusiones positivas con mayor velocidad.
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