En la actualidad, la inteligencia artificial (IA) se ha constituido como uno de los principales pilares de innovación tecnológica, ya que resulta ventajosa desde muchas perspectivas. La IA, sin duda, ha sido y será parte de importantes transformaciones sociales, pero ¿hasta qué punto su influencia deja de ser beneficiosa, para transformarse en un riego y un desafío para nuestra humanidad? El mal uso de la tecnología y muchos otros factores derivados de los sesgos de la IA han llevado a exacerbar la necesidad de límites, de principios de ética en la inteligencia artificial.
Es por eso que en este artículo de Futuro Eléctrico conocerás sobre la relación existente entre ética e inteligencia artificial y los principales límites que la IA enfrenta en este aspecto.
Tabla de contenidos
Ética e inteligencia artificial, ¿cómo funciona esta relación?
La tecnología que conforma a la inteligencia artificial ha superado múltiples limitantes propios de la cotidianidad. El manejo de gran cantidad de información, la automatización de procesos, el reconocimiento de patrones y la creación de sistemas expertos para soluciones específicas y eficientes son solo algunos ejemplos de ellos.
Lo anterior ha demostrado que la tecnología está rompiendo con barreras de una manera mucho más veloz que la de la misma sociedad; barreras que significan toma de decisiones problemáticas y es ahí en donde las concepciones éticas toman lugar.
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Debido a ello, el cuestionamiento sobre las afectaciones de un sistema inteligente en la vida, salud, libertad, trabajo, dignidad e intimidad son el punto de partida para establecer la relación entre ética e IA. Las preocupaciones constantes sobre la forma en la que se maneja y usa la información recolectada, así como la posibilidad de una programación errónea puede traer graves consecuencias.
De esta manera, la necesidad de establecer fundamentos éticos para la inteligencia artificial debe tener en cuenta la manera en la que se asumen responsabilidades. En otra disciplinas, es el ser humano el que asume errores y busca soluciones, pero, dado que los robots o las máquinas no lo son, ¿quién será el encargado de esta difícil tarea?
¿Qué problemas éticos enfrenta la inteligencia artificial?
Cómo se mencionó anteriormente, son muchos los beneficios de la inteligencia artificial, pero también lo son sus riesgos y las preocupaciones alrededor de ella. Al considerar la ética en la inteligencia artificial, esta asume ciertos problemas propios de su funcionamiento.
En primer lugar, la operación a través de algoritmos basados en grandes cantidades de datos y modelos estadísticos puede llevar a la toma sesgada de decisiones. Además, aumenta el riesgo de manipulación con base en intereses particulares. Esto hace que el primer problema de la ética en la inteligencia artificial esté ligado a la falta de seguridad y el aumento de sesgos informativos.
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De la mano con este primer inconveniente, la falta de control sobre los datos y la pérdida de privacidad son también motivo de angustia. Esto debido a que se están delegando decisiones a las máquinas, además de acciones de comunicación y planificación. Todo ello genera incertidumbre sobre la pérdida de habilidades cognitivas, la pérdida de control social y, por supuesto, la inestabilidad de las relaciones humanas.
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Ahora bien, aunque estas tecnologías fomentan la creación de nuevas capacidades, también pueden conllevar a pérdidas de empleo. Dichas pérdidas, además, dependerán de la capacidad de adaptación de las empresas.
Sin restar importancia a los problemas anteriores, sin duda, el más complicado es la dificultad para asignar responsabilidad. La falta de una normativa clara hace que sea difusa la respuesta a la pregunta, ¿quién responde por fallos o mal uso de una máquina? Sin respuesta clara, no habrá acciones contundentes por tomar y los daños generados serán más difíciles de arreglar.
¿Cuáles son los límites de la ética en la inteligencia artificial?
Los límites de la ética en la inteligencia artificial se relacionan estrictamente con su autonomía. Aunque se entiende que la IA es capaz de realizar procesos por sí mismos, «autónomamente», la verdad es que el sentido estricto de autonomía aún no se alcanza.
Hasta el momento, ningún sistema inteligente es capaz de dar cuenta de sus actos o decisiones. A lo menos no de la misma manera que lo hace un ser humano. De esta forma, y como no hay dispositivos o máquinas con inteligencia general, los preceptos éticos recaerían sobre el diseñador, programador o controlador de la inteligencia. Esto determina que, al ser la IA conformada por sistemas incapaces de actuar racionalmente, su actividad no sería éticamente imputable.
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Este limitante lleva, así, a pensar en muchos otros de alta importancia como la trazabilidad de los algoritmos, la rendición de cuentas, la prudencia y la supervisión humana.
¿Por qué es importante la ética en la IA?
En términos generales, la importancia de la ética en la inteligencia artificial se vincula a tres aspectos fundamentales. El primero de ellos se centra en garantizar un desarrollo seguro de los sistemas de inteligencia artificial y/o robots. Esto con base en normativas, recursos y estudios sobre su impacto.
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En segundo lugar, se busca fomentar el uso responsable de los mismos, teniendo en cuenta objetivos de fabricación y áreas de implementación. De la mano con lo anterior y como tercer lugar, la ética en la inteligencia artificial lucha por cimentar la confianza de los usuarios al momento de usar esta tecnología. Todo con el fin de apoyar los derechos fundamentales del ser humano, garantizando también accesibilidad y trazabilidad de este recurso.
Como ejemplo de los lineamientos éticos frente a la IA, vale la pena mencionar los siete puntos o principios éticos referentes al desarrollo de inteligencias artificiales redactados por la Unión Europea.
Consideraciones para el desarrollo de la IA, Unión Europea
Los programas no deberán actuar completamente por sí mismos. La intervención y supervisión humana son fundamentales para tomar medidas de contingencia.
Se requiere de una programación sólida y resistente que sea capaz de contener riesgos cibernéticos y de hackeo. Esto reducirá los riesgos de seguridad de los ciudadanos.
La IA deberá asegurar el buen uso y cuidado de los datos a lo largo de toda su vida útil, garantizando la privacidad.
Siempre deberán ser claros los fines que se persiguen con el desarrollo de la IA y quién está detrás de este, (transparencia).
La ética en la inteligencia artificial deberá garantizar la reducción de sesgos y discriminaciones, así como la diversidad y la equidad. Esto deberá considerarse desde las primeras fases de programación.
El desarrollo de la IA deberá ser, en todo momento, sostenible y ecológico. Además, tendrá que considerar su impacto social, como aquel relacionado con el desempleo.
Aquellas empresas que desarrollen inteligencia artificial deberán someterse a auditorías y revisiones constantes. Esto con el fin de obtener datos de desempeño.
Roboética: a la luz de una nueva disciplina
Ahora bien, teniendo en cuenta las amplias aplicaciones de la IA, la ética en la inteligencia artificial puede transformarse de acuerdo con sus aplicaciones y usabilidad. Esto ha hecho que las organizaciones requieran de directrices específicas, descriptivas y técnicas que garanticen la seguridad, transparencia y responsabilidad de acuerdo con el sistema de inteligencia artificial creado. De esta premisa nace la roboética.
Esta es un subcampo de la ética que se concentra en el estudio y análisis del impacto ─positivo y negativo─ de la robótica en la sociedad. Esta disciplina parte de tres factores fundamentales:
Lograr adaptar las consideraciones éticas humanas a la robótica.
Crear un código moral para los robots.
Definir y anticipar los lineamientos éticos frente a futuros y posibles robots con consciencia.
Gracias a la gradual aplicación de la roboética, hoy contamos con ciertos lineamientos y normativas que garantizan la sana convivencia entre humanos y robots.
Además, las normativas propuestas han superado los límites legales, fomentando la educación ética. Esto ha propiciado la creación de materiales, cursos, actualizaciones y talleres para todos los involucrados en el desarrollo de la IA. De esta manera, se garantiza el buen curso de los procesos y los conocimientos necesarios para el cumplimiento de objetivos sostenibles y respetuosos.
Palabras finales
En definitiva, la ética en la inteligencia artificial sigue y seguirá siendo causante de múltiples debates para la vida cotidiana. La constante aparición e innovación de sistemas tecnológicos lleva a la urgente necesidad de arraigar la investigación tecnológica e informática con las humanidades, permitiendo que la ética haga parte de múltiples disciplinas y tenga un mayor impacto.
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